asignatura "problemas psicosociales en chile", universidad alberto hurtado

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jueves, 25 de septiembre de 2008

Un Poquito Más Allá (Otras Poco Conocidas Implicancias)

Lo primero que se nos viene a la cabeza al pensar en el conflicto entre la familia y el trabajo es la incompatibilidad horaria que no permite al individuo vivir en armonía con otro de sus principales mundos. Y es por esto que se lucha por una conciliación entre la familia y su sustento económico. “Más tiempo para la familia”, se pide, buscando un ideal de vida donde los componentes de esta sociedad puedan hallarse en sintonía con los mundos en los que se desenvuelven. Pero este ideal va más allá del mismo cuando nos damos cuenta que este conflicto no solo implica menos tiempo para nuestros seres queridos o nuestro ocio, si no que nos llevan a estados irregulares en nuestra salud o a situaciones extremas en la misma familia, lo que ya es, definitivamente, pasar la línea. Y es que causa cierta impotencia saber como familias se disuelven o personas recaen por factores completamente externos.

Un estudio enfocado en las madres trabajadoras, hecho por psicólogos de la Universidad Católica, nos muestra una de estas graves consecuencias de la falta de conciliación del trabajo y sus familias, como son la salud física y mental de ellas mismas. Según relata el diario El Mercurio en su versión virtual, “se encontró una relación directa entre la percepción del dilema familiar-laboral con la presencia de diversas dolencias físicas, como dolores de cabeza y musculares, y problemas gástricos, entre otras, y más consultas médicas” (Rodríguez, 2008). Todo esto estaba dado aún cuando las mujeres que participaron en la investigación tenían un buen nivel socioeconómico y el 90% tenía nana (Rodríguez, 2008), lo que podría ayudar a amortiguar la carga laboral en relación al trabajo en el hogar. El psicólogo Eduardo Barros, quien dirigió esta investigación, explica que "a mayor percepción de conflicto trabajo-familia de parte de las mujeres, se da también una mayor auto-percepción de síntomas angustiosos y depresivos" (Rodríguez en Barros, 2008), dando cuenta de la relación directa existente entre la coscientización del conflicto entre el trabajo y la familia, y los problemas de salud tanto físicos como psicológicos que puedan afectar a la mujer trabajadora. Esto, a su vez, no sólo afecta a la familia de la mujer, sino que a su desempeño mismo en el trabajo, donde ellas llegan a considerar como malo la desenvoltura laboral, justamente por esta misma pugna. Aparte de todo esto, podemos agregar el desequilibrio alimenticio que se genera debido a los horarios, donde el tiempo para almorzar es corto y se recurre a lugares donde ofrecen comida rápida para satisfacer el hambre.

El mismo articulo culmina refiriéndose a Barros, quien dice que "las mujeres que viven esta situación pueden llegar a desarrollar dolencias más serias en el largo plazo", invitándonos luego a “favorecer las condiciones para que las mujeres puedan compatibilizar estos roles, sobre todo en el ámbito de la flexibilidad de los horarios” (Rodríguez en Barros, 2008)

Claramente la restricción horario inflexible ha llegado un poco lejos. Ya no sólo se trata de un tema simple o del capricho del trabajador. Nos dice de problemas importantes que se pueden generar en el trabajador. Pero no sólo eso, si no que su familia se puede ver también afectada. De hecho, para Aquilino Polaina-Lorente, el trabajo –entre otras causas- es “raíz del divorcio” (2006). Si bien las separaciones y divorcios conyugales pueden tener miles razones causantes, el trabajo es una latente en muchas familias. Según el mismo autor, ve “que el cáncer por donde se desangran hoy muchas sociedades es la separación y el divorcio, y que muchos conflictos conyugales hunden sus raíces en el difícil reto de conciliar trabajo y familia”. La gran razón para que el trabajo influya directamente en un divorcio, según Aquilino, está dada por el robustecimiento del Yo y el amor a la profesión en desmedro de su familia (2006), en una actitud de notable egoísmo que puede terminar por destruir uno de los mundos del individuo.
Una de las explicaciones que de Polaina-Lorente es la del “Yo grande y Tu pequeño”: “Cuando uno de los cónyuges tiene un Yo gigante, casi siempre, el Tú del otro es enano. Donde hay un marido muy prestigioso, siempre ocupado, sin tiempo para nada, el Tú de la mujer con frecuencia es enano” (2006), agotándose de esta forma uno de los entes y, a su vez, la relación.

Como ven, la situación es más bien delicada. Con estos dos casos, queda en claro que tanto individuo como pareja e hijos, se ven afectados en un círculo que puede empezar por el amor a una familia, pasar por el agotamiento personal y terminar en la disolución del conjunto. Y lo peor es que aún se siguen buscando soluciones en favor de la producción, y no de la familia.



Referencias

-Rodríguez, C (2008). El conflicto trabajo-familia afecta la salud mental y física de las profesionales chilenas . Emol.com. Consultado en 09/21/08, extraído de http://diario.elmercurio.cl/detalle/index.asp?id={ceac5e45-cbc1-4687-b912-78893ae2a90f}#

-Polaino-Lorente, A (2006). Trabajo y familia, ¿mancuerna posible?. Consultado en 09/ 21/ 08, extraído de http://www.conoze.com/doc.php?doc=3902

1 comentario:

Pablo Fuerte dijo...

Franco, usa tu nombre completo para que pueda identificarte.