“Uno de los pilares que ha marcado la construcción social de las identidades masculinas y femeninas en las sociedades modernas ha sido la prevalencia de una matriz de división sexual del trabajo que asigna al hombre adulto la responsabilidad de la provisión de ingresos familiares y a las mujeres las obligaciones de reproducción del mundo doméstico, incluyendo el cuidado y la crianza de hijos e hijas”
(Faur, 2006, pp.130)
En los últimos años se ha podido apreciar una modificación en los estereotipos de madre y padre dentro del hogar. Las necesidades económicas y las nuevas oportunidades laborales para la mujer han promovido la salida de ésta del hogar permitiéndole desarrollar nuevas capacidades personales y, también, fomentar el apoyo del padre dentro de la crianza de los hijos.
Chile ha dado un gran paso a la hora de dar oportunidad al padre para integrarse a la familia al incluir una reforma al artículo 195 del Código del Trabajo que otorga un postnatal también a los padres, éste consiste en el derecho a un permiso pagado de cinco días en caso de nacimiento de un hijo, el que podrán utilizar a su elección desde el momento del parto. Esto es de gran importancia debido a que si no hay equilibrio entre la conciliación entre familia y trabajo, también se pierde la participación del padre dentro de la crianza de los hijos ya que la auténtica conciliación es la que permite que la mujer trabaje y que el hombre también esté en el hogar (Agüero, n.d.), para lograr de ésta manera una visión más acomodada a la actual realidad de lo que significa ser padre y madre en la sociedad actual.
De esta manera no ha sido sólo la mujer quien ha adquirido nuevos roles dentro de la sociedad son que los hombres también se han comenzado a abrir paso a lo que significa una vida en hogar al brindárseles cada vez mas oportunidades de participar en la crianza de los hijos. Cada vez es más necesaria la mirada masculina de marido y papá dentro de la casa, el padre tiende a apoyar a los hijos en sus conductas de exploración y búsqueda de lo nuevo, y les ayuda a generar confianza en sí mismos. Hay estudios que demuestran que los hijos que tienen una figura paterna cercana son más seguros y tienen mayor tolerancia a la frustración. (Agüero, n.d.).
Ahora bien el aumento de la presencia del hombre dentro del hogar no debe significar que éste deba asumir la labor de la madre dentro de éste sino que, más bien, lo que debe buscarse es lograr una división por partes iguales de las labores domésticas, logrando de éste modo un apoyo mutuo y una participación equilibrada dentro de lo que concierne a la vida familiar.
Esperemos que se sigan dando oportunidades como ésta a los hombres en nuestro país a fin de fortalecer el concepto de “padre” y afiatar los lazos de éste con los hijos debido a que, si bien, éste es un gran paso, aún queda mucho por avanzar en cuanto a políticas familiares que involucren de mejor manera a los hombres en la vida familiar.
Por último, si la naturaleza no le brinda al padre un apego natural como se da por lo general con las madres ¿por qué no podría brindárselo las leyes o, mas bien dicho, la misma sociedad? Quizás un postnatal más extenso podría ser parte de ésta solución.
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REFERENCIAS:
- Faur, E. (2006). Género, masculinidades y políticas de conciliación familia-trabajo. Consultado en Septiembre 25, 2008 en http://www.ucentral.edu.co/NOMADAS/nunme-ante/21-25/nomadas-24/11-GENERO%20ELEONOR.pdf.
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