asignatura "problemas psicosociales en chile", universidad alberto hurtado

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jueves, 25 de septiembre de 2008

Malditas fijaciones

Un buen número de personas considera que las prostitutas son el punto clave en el crecimiento del comercio sexual, sin embargo es común olvidar que existen más involucrados en este polémico trabajo. En primer lugar nos encontramos con los Proxenetas, hombres o mujeres que se dedican a inducir a la prostitución y vive de las ganancias de sus prostitutas; y luego quienes juegan un papel esencial; los clientes que pagarán la suma exigida por horas de placer. Maryse Choisy (1980), establece una particular relación entre estos tres participantes. Postula que cada uno de ellos padeció en algún momento de su vida un conflicto interno que produjo inconcientemente una fijación hacia esos instantes; que a lo largo de su vida ha repetido sin poder ser resuelto.

Existen algunos motivos esenciales por los cuales una persona podría caer en el comercio sexual. Una gran ansiedad básica debido a la inexistencia de amor paterno en la infancia, una frustración provocada por que el padre no reconoció a la hija/o o la autodestrucción debido a la noción de que no se tiene valor para este.


En los tres casos ha ocurrido un conflicto de carácter edípico en el que el afectado no logró desvincularse “sanamente” de uno de sus padres o tutores. Sigmund Freud (citado por Choisy,1980), señala “Estas fijaciones de los sentimientos afectuosos del niño se mantienen a lo largo de la niñez, absorbiendo continuamente elementos eróticos, que son de tal modo desviados de sus fines sexuales. (…) aparentemente nunca deja de seguir las sendas anteriores y de cargar a los objetos de la elección infantil primaria como corrientes de libido que son ahora mucho más fuertes”. Generalmente las prostitutas son hijas de madres que ejercían la misma profesión (por ende lo más probable es que su padre no la haya reconocido) o fueron víctimas de abuso sexual en algún momento de sus vidas. En el caso de los clientes, muchas veces sucede que el conflicto edípico no resuelto los hace actuar de manera que en las prostitutas ven reflejada a su madre, única mujer de grandeza. Los proxenetas corresponderían a hombres o mujeres que han quedado estancados en la etapa oral de sus vidas, que al no alcanzar el comportamiento maduro adulto disfrutan de observar e inducir actos sexuales de cualquier índole a cambio de dinero (Freud, 1912).


En mi opinión, tanto prostitutas, proxenetas y clientes tienen la misma responsabilidad de que se ejerza el comercio sexual en nuestro país como en el resto del mundo. Un país que no reconoce que sus propios ciudadanos son los que alimentan este tipo de conducta es un país que no se acepta a sí mismo. Quizás lo estoy magnificando demasiado, pero considero que si nuestra patria fuera un poco más transparente y las autoridades crearan proyectos con el fin de indagar en el porqué de estas conductas se podría erradicar la prostitución en un grado considerable. Si nuestro gobierno se preocupara de crear grupos de ayuda, debates y discusiones entre quienes participen de estas prácticas posiblemente podríamos descubrir las raíces de esto, algo tan contingente en nuestra nación como en el resto del mundo.

Como saber si existen bases desde el principio de nuestras vidas, que, configuradas de una determinada forma eviten que una persona propensa a realizar estas prácticas las evite. Nuestro país necesita una introspección, un cuestionamiento de nosotros mismos y sinceridad entre nosotros. Definitivamente creo que mientras no reconozcamos que el problema es de todos, el comercio sexual no se reducirá.


Referencias:

  • Choisy, M (1980) Psicoanálisis de la prostitución. Editorial Paidós

2 comentarios:

Pablo A. Ugarte Insinilla dijo...

Hay cifras y pareceres que pones en tu opinión que hubiese sido bueno justificar o avalar.
Es un buen punto de vista aunque un poco desordenado.

Pablo A. Ugarte Insinilla dijo...

ojo con las citas que no están del todo correctas.