asignatura "problemas psicosociales en chile", universidad alberto hurtado

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lunes, 22 de septiembre de 2008

Lesbianismo; ¿Una Enfermedad o Un Modo de Ser Sexual?


“Tampoco es culpa mía ser lesbiana. Yo no elegí ser lesbiana. Yo elijo si me vivo ser lesbiana no más. Pero no elegí ser lesbiana. Si fuera tan fácil de elegir yo no hubiera elegido ser lesbiana porque es muy difícil ser lesbiana. Entonces, por eso yo siempre corrijo cuando me dicen ¿Cuál es tu opción sexual? La mía no es una opción. Nunca ha sido una opción. Yo no opte ser lesbiana. Yo venía lesbiana. Lo que yo elijo es si me lo vivo o no”. (Luisa, investigación Herrera)

Para lograr ilustrar mejor lo que significa ser lesbiana en Chile, señalaré la investigación de Construcción de identidad lésbica en Santiago de Chile realizada por la socióloga de la Universidad Católica Florencia Herrera Oesterheld.

Detengámonos en la cita anterior, claramente hay un sentimiento de culpabilidad por su condición lésbica, ¿Por qué ocurre esto? Según la socióloga en su investigación señala lo siguiente: Las entrevistadas comprenden su orientación sexual como algo que escapa a su voluntad. Muchas de ellas señalan que nadie elegiría ser lesbiana pues implica mucho sufrimiento en una sociedad que discrimina a los homosexuales. La mayoría de ellas ubica su lesbianismo en el nivel ontológico del 'ser' lesbiana. Al respecto, Luisa es clara al señalar que ella no escogió ser lesbiana pero sí ha escogido vivir como lesbiana.

¿Qué tan discriminadora es lo sociedad chilena? Y en ¿Qué se basa para actuar así? Bueno, según estudios de la fundación Ideas, la sociedad chilena es una de las más homofóbicas de Latinoamérica. Ni enfermedad ni perversión, la homosexualidad es un modo de ser sexual de las personas. Si bien los homosexuales y lesbianas son una minoría en la sociedad, ello no los convierte en anormales, sino en diferentes a la identidad sexual mayoritaria, que es la heterosexual. Sin embargo resulta “normal” discriminar a las personas homosexuales, denigrándolas o persiguiéndolas en los distintos ámbitos del desenvolvimiento social. Esto se debe a que reducimos la identidad personal a la identidad sexual, siendo esto un gravísimo error. Por cierto que la identidad sexual es parte de la identidad personal, pero esta última es más amplia que la primera. Antes y después de heterosexuales u homosexuales somos personas, que nos constituimos a partir de diferentes identidades de género, de nacionalidad, de origen étnico, de religión, de historia familiar y, entre otras también la sexual, las cuales se reúne en cada uno y una de un modo original e irrepetible. (Manual de Tolerancia y no discriminación, 2002). Es así como la lucha de los homosexuales no es simétrica. Según Foucault (1999), al ser una minoría siempre estarán en desventaja. Aquí vemos las luchas de poder que tiene la sociedad, pero hay que tener en cuenta que siempre estará la posibilidad de transformar la situación. Por eso la palabra clave es resistencia, sino todos estaríamos sometidos. Por lo tanto los dominados crean su propio discurso y usan la resistencia como estrategia, y así pueden surgir.

Estudiando antecedentes, en 1983 la homosexualidad fue retirada de su clasificación internacional de enfermedades, en la Organización Mundial de la Salud. Por lo tanto, desde la medicina, la homosexualidad no es una enfermedad, y tanto lesbianas como homosexuales deben ser tratados como las personas que son. Taylor (1993) señala, que sean aceptados o no, de igual forma hay un reconocimiento, sea positivo o negativo, de igual manera lo hay, hay una lucha por la identidad. "La política de la dignidad igualitaria se basa en la idea de que todos los seres humanos son igualmente dignos de respeto" en atención a nuestro potencial humano universal racional, la política de la diferencia "también podríamos decir que se fundamenta en un potencial universal, a saber: el potencial de moldear y definir nuestra propia identidad, como individuos y como cultura."

La sociedad chilena, es extremadamente discriminatoria y encuentra incluso un morbo donde no lo hay atribuyendo, prejuicios. Por ejemplo, examinemos la foto de la portada, La Cuarta (junio 1996), donde se encasilla a las lesbianas con conductas negativas. Esto no debería pasar, deberíamos ser más críticos al momento generalizar y pensar que las lesbianas matan. Podría decir ¿mujer mató a tía de lolita? Pero no vendería tanto, como la portada que vemos a nuestra izquierda. Esta reflexión la dejo abierta, para que cada uno de ustedes me conteste y me señale lo que piensa al respecto.


Es verdad en chile, estas personas no existen. El lesbianismo o minoría sexual son personas ajenas a la sociedad en que vivimos. Espero que esto cambie, ya que no se trata de una enfermedad ni una perversión sexual. Es su modo de ser sexual.

Bibliografía:

1. HERRERA OESTERHELD, Florencia. Construcción de la identidad lésbica en Santiago de Chile. Universum. [Online]. 2007, vol.22, no.2 [citado 11 Setembro 2008], p.151-163. Disponívelna World Wide Web: . ISSN 0718-2376.

2. Foucault, Michel. “Estética, ética y hermenéutica” en obras esenciales volumen III. Paidós. Barcelona-Buenos Aires-México, 1999.

3. Fundación Ideas. “Manual y no discriminación”, 1 ed. LOM Ediciones, Santiago, 2002.

4. Taylor, Charles. “El Multiculturalismo y La política del reconocimiento” .Colección Popular, Fondo de cultura popular. México, 1993.

2 comentarios:

Antonin Artaud dijo...

Antes de empezar, quisiera decir que me gustó el presente artículo, que se plantea desde una perspectiva interesante el tema en cuestión, y que no cae en los típicos clichés acerca de lo que es ser homosexual en Chile, en el mundo. Dicho esto, procedo;

Con respecto al lesbianismo como enfermedad o como modo de ser sexual, descartando la primera opción, en base a la reconsideración del DSM-IV acerca de que la homo sexualidad no debería considerarse como una patología, creo que nos queda remitirnos a la segunda opción, pero haciendo una revisión de del fenómeno. Un “modo de ser sexual”, implicaría al lesbianismo como una forma particular del ejercicio de la sexualidad, en base a la elección autónoma y soberana del individuo acerca de cómo vivir-se en tanto que ser con sexualidad.

Frente a esto es fácil caer en el reduccionismo de entender al complejo fenómeno de la sexualidad como lo meramente genital. Más bien, la sexualidad tiene que ver con una forma de ser social, con una forma de ser identitario, con una manera particular de pensar y entender el mundo, de interpretarlo, de interpelarlo desde la propia identidad.

Ahora bien, vivimos en una sociedad normativa, la cual privilegia a “lo común”, por sobre “lo diferente”, “el nosotros por sobre el ellos”. Ante ésta realidad, el ejercicio de una sexualidad determinada, y disidente, se transforma en una lucha por el “reconocimiento”; subyaciendo desde lo profundo una “lucha de poder”, en la cual lo hegemónico trata de imponerse por sobre las minorías con toda su fuerza, basada en el consenso y la mayoría.

Sin embargo, frente a ésta realidad de falta de reconocimiento, Taylor (1992) plantea como una exigencia social lo siguiente; “que todos reconozcamos el igual valor de las diferentes culturas, no sólo las dejemos sobrevivir, sino que reconozcamos su valor” (Taylor, 1993. p. 95). Justamente por que la sociedad civil, e institucional, se resiste a aceptar las minorías, en este caso de carácter sexual, es que no logran aparecer frente a sus ojos; se resisten a reconocer que los gays y lesbianas tienen tanto valor social, cultural; de dignidad, tanto así como usted que lee esta argumentación.

Referencias:

--Taylor, Ch. (1993). Multiculturalismo y "la política del reconocimiento". Mexico D.F.: Fondo de cultura económica.

Pablo A. Ugarte Insinilla dijo...

Buenos puntos de vista aunque un poco desordenados.