asignatura "problemas psicosociales en chile", universidad alberto hurtado

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miércoles, 24 de septiembre de 2008

Discriminación racial







Según lo dictó las Naciones Unidas en una conferencia contra racismo y xenofobia (2002, p. 27); la persecución de todo grupo o comunidad con una identidad propia por motivos raciales, nacionales, étnicos o de otra índole y que están universalmente reconocidos como inaceptables en el derecho internacional, constituyen graves violaciones de los derechos humanos y, en algunos casos, pueden ser calificados de crímenes a la humanidad.

De acuerdo a esto rescato lo declarado en dicha conferencia, celebrada en Durban (Sudáfrica) el 31 del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2001, en donde establece también que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y están dotados de la posibilidad de contribuir constructivamente al desarrollo y al bienestar de sus sociedades. Toda doctrina de superioridad racial es científicamente falsa, moralmente condenable, socialmente injusta y peligrosa y debe rechazarse, junto con las teorías que tratan de determinar la existencia de razas humanas separadas”.

A partir de este punto, la necesidad de reconocimiento se torna de primer orden; indispensable, debido a la estrecha relación que existe entre el reconocimiento y la identidad, la cual alude principalmente a cómo una persona interpreta de sí misma quién es y cuales son sus características más fundamentales capaces de definirla en su totalidad como ser humano. La idea de esto es que la identidad se conforma también en base a la presencia o ausencia del reconocimiento.


Es también posible, y en cierta medida ocurre constantemente, que por el falso reconocimiento de otros, una persona o un grupo de personas puede verse verdaderamente dañada, se produce realmente una distorsión cuando la misma gente o la sociedad que rodean al sujeto le hacen sentir o explícitamente manifiestan limites, que reflejen una imagen degradante o despreciable de sí mismo. Este falso reconocimiento o la falta de reconocimiento ocasiona daños, ya que puede ser una forma de autoridad que aprisione a un individuo en un modo de ser falso, deformado y reducido. El reconocimiento de acuerdo a Taylor no es sólo una cortesía sino una necesidad humana vital (Taylor, 1993, p.45).

Podemos rescatar entonces la relación que se establece entre los distintos tipos de discriminación social a partir de lo anterior, la discriminación siempre lleva al trato despectivo de otra persona, generando en ésta un empobrecimiento de su autoestima y la internalización de una imagen de su propia inferioridad, por lo tanto, aún superando obstáculos que se interpongan en su avance, pueden no ser capaces de aprovechar las oportunidades que se les presenten. Por ejemplo los “negros”: la sociedad blanca les proyectó durante generaciones una imagen deprimente de sí mismos, la cual permaneció para siempre en muchos de ellos. Y esto lo vemos reflejado no sólo en el racismo sino en las diversas áreas que abarca la discriminación.

Esta misma autodepreciación, se va transformando en la herramienta más poderosa de la hegemonía, la identidad impuesta y destructiva (y lo que es peor, asumida) es una de las cosas que hace al poderoso, aún más poderoso. Algo que le permite a aquella persona capaz de establecer criterios para lo permitido y lo prohibido, engrandecerse y autoadjudicarse poder. Ya que el poder es el que enuncia la ley, elabora y da a conocer La Regla y nos indica el límite que no se puede franquear, puesto que se concibe en un sentido negativo, y su naturaleza se ve acompañada inevitablemente por la obediencia. El poder es generativo: produce y constituye a quienes somete (Foucault, 2003).

Lo que el poder establece, se hace cumplir por medio de sanciones; que pueden ser un castigo abierto, o incluso la denegación de recompensas sociales como el Reconocimiento (Foucault, 2003).

Lo que el poder establece, es norma, se debe cumplir. ¿Es eso correcto y justo para las víctimas débiles de estos tratos denigrantes?. Al final todo se forma en cadena, llega a ser un círculo vicioso.

A continuación, un extracto de un artículo publicado por UNICEF (2007), sobre la exclusión que sienten los jóvenes mapuches de parte del pueblo chileno. Si bien esto no representa abiertamente el racismo (ya que debemos distinguir entre razas y etnias), si explica lo que he expuesto respecto al reconocimiento, la identidad y el poder.

Un fuerte sentimiento de Exclusión

Los niños y los adolescentes mapuches de Chile dicen que son objeto de discriminación, especialmente debido a sus rasgos físicos y a sus nombres, que indican su origen étnico.
En las zonas donde no hay una población predominantemente mapuche, muchos de ellos se sienten excluidos, descalificados y rechazados. Sienten además que, por ser mapuches, son considerados de una clase social más baja a la que realmente pertenecen.

En los sectores rurales, las familias mapuches no tienen la posibilidad de acceder a recursos económicos importantes. E incluso cuando se mudan a la ciudad, los mapuches deben vivir en los sectores populares de las urbes.


Los resultados de la encuesta de la Voz de los Niños "Identidad y discriminación en adolescentes mapuche", que llevó a cabo la oficina de UNICEF en Chile a finales del año pasado, reflejan estos problemas. Según la encuesta, también existe una fuerte sensación de exclusión en el acceso a una buena educación, el trabajo, nuevas tecnologías y sistema de salud […].

UNICEF, marzo 08 de 2007.

La idea de todo es combatir la discriminación y las formas de intolerancia, ¿es humano acaso excluir a personas por sus rasgos físicos, apellido u origen? ¿Es realmente signo de superioridad el ser responsable por los cambios que pueda llegar a tener una persona en un aspecto tan importante en la conformación de si mismo, como la identidad?

Cada día más nos sumergimos y nos hacemos partícipes de la exclusión de personas, por el solo hecho de su apariencia, y de nuestros prejuicios. Hace falta unidad y amor para forjar y construir un país juntos, que sea digno de cada persona y donde cada persona sea digno de él, las relaciones entre las personas son las que constituyen una sociedad, y en conjunto creamos identidad, aquella que nos muestra en común un proyecto hacia el cual todos aspiramos como comunidad.

Es necesario reconocernos, a nosotros mismos y a todos aquellos que conforman nuestro entorno, en la historia común que hoy nos une, y es de donde sacaremos las fuerzas para seguir un camino futuro, con energías, y sin represiones y falsas impresiones que nada tienen que ver con lo que realmente son las personas.



REFERENCIAS:

1. Taylor, Ch (1993). Multiculturalismo y "la política del reconocimiento". Mexico D.F.: Fondo de cultura económica.

2. Foucault, M (2003). La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: Gedisa.

3. Naciones Unidas (2002). Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia : declaración y programa de acción. Nueva York: Departamento de información publica de las Naciones Unidas.

4. Mac - Pherson, S (2007). Un fuerte sentimiento de exclusión, en Los jóvenes mapuche en Chile hablan contra la discriminación. Consultado en septiembre, 21 de 2008 en http://www.unicef.org/spanish/infobycountry/chile_39013.html.

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